Gustavo Adolfo Bécquer escribió en su Rima XX
…que el alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada.
Mario Benedetti escribió en su poema Te Quiero
Tus ojos son mi conjuro, ante la mala jornada
Te quiero por tu mirada, que mira y siembra futuro
Y es que la fuerza o intención de la mirada siempre ha sido inspiración en el misterio del amor, en los sentimientos o en la esperanza.
Recordemos la ternura de la mirada de la madre cuando mira al bebé en sus brazos, o la mirada de orgullo del padre por cualquier logro de su hijo, o el brillo especial en la mirada de los amantes. O aquella mirada de nuestros padres o mayores cuando uno de “pelao” trataba de meterse en conversaciones que no debía, le hacían a uno un cambio de luces, abriendo los ojos con ese brillo cual vehículo en carretera indicando la proximidad de un peligro.
En estos días encontramos miradas de temor, miradas de preocupación y pocas miradas con brillo de esperanza, perder ese brillo de nuestra mirada es claudicar, debemos recuperar la Fe, visualizar y estar convencidos de nuestro futuro con bienestar, salud y felicidad, sólo así recuperaremos el brillo en nuestras miradas que transmitirán futuro, bienestar y esperanza a quienes nos rodean
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