Desde tu primer minuto;
Vengo siguiendo tus pasos;
Y decidí que vinieras;
A este dónde, cómo y cuándo.
Con mi aliento tan divino;
Te he regalado la vida;
Pero no me debes nada;
Yo soy tu pan y tu vino.
Es posible que no creas en mí;
Nunca llegaré a culparte;
Mi propósito es amarte;
Deseo que seas feliz.
Por favor ya no me ofendas;
Si te envío alguna prueba;
Sólo busco recordarte;
Que puedes con lo que sea.
Eres mi hijo, eres mi hija;
Y mi corazón se cobija;
Con que recuerdes que existo;
Yo también te necesito.
Cuando recién comenzabas;
A gatear por este mundo;
Envié a alguien a guiarte;
No lo dudé ni un segundo.
Día a día Yo te escucho;
Pero hoy necesitaba;
Que tú lo hicieras conmigo;
Aunque no lo creas, te miro.
Nunca dejes de hablarme;
Se sentirme en tu camino;
De alabarme, de buscarme;
Siempre guiaré tu destino.
Aunque a veces tengas dudas;
Y tu vida esté ajetreada;
Nunca temas, ni te abrumes;
Te protege mi mirada.
Todos son mis predilectos;
Hijos mios los bendigo;
Y con esto me despido;
Soy tu Padre, te amo con tus defectos;
Desde Oriente hasta Occidente;
Desde el espacio a tu casa;
Sea cual sea tu raza;
Soy Dios, el omnipotente.
Que Dios bendiga tus pasos,
Desde el amanecer al ocaso.
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