Brotas desde el alma;
Lo haces desde muy adentro;
Eres tú lo que yo siento;
Desde que anochece hasta el alba.
Bendita eres cuando apareces;
Lo haces sin previo aviso;
Sólo buscas cualquier excusa;
Y contigo me hipnotizo.
Deliciosa cuando surges de ese momento bonito;
Penetrante si naces de ese instante de pasión;
Eres tan grande que despiertas,
Hasta cuando hay gran dolor.
A veces te desvaneces;
Sin un motivo aparente;
Pero siempre quiero verte, poseerte;
Sentirte más que en mi mente.
Llegaste y quiero que sigas;
Acompañando mis días;
Aún sin motivo aparente;
Me encanta que me persigas.
Y tú, leyendo este verso,
Pensarás que le dedico,
Estos versos a una dama,
A mi amada, a mi universo.
Pero yo debo aclararte;
Que la protagonista ideal;
La dueña de este breve escrito;
Es la vida, Dios bendito.
Que sirve de inspiración;
Con verdaderos motivos;
Escribiendo, pensando, leyendo;
Para seguir adelante, sintiendo que sigo vivo.
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