Ante la interrogante ¿Cuál es el empleo ideal para ti?
He guardado silencio.
En los últimos meses, mi trabajo a tiempo completo se había convertido en escribir cartas de motivos, revisar buscadores de empleo, indagar en las páginas web y misión de las empresas, pero curiosamente no podía responder esta simple pregunta de forma directa. ¿Por qué?
Por diferentes razones, he estado en el proceso de búsqueda de trabajo en varias ocasiones. Cuando se trata de la actividad y el lugar en donde pasas la mayor parte de tu día, tiendo a buscar organizaciones que respondan a un propósito que tenga sentido para mí. Esto es una tendencia que no siempre he podido cumplir, ya que hay momentos en los que la necesidad de percibir un ingreso pronto se impone. No obstante, la búsqueda de trabajo para mi es para mí un proceso metódico, que no me gusta tomar a la ligera. Leo en detalle la página web, investigo acerca del lugar, y hasta me obsesiono a veces con algunos lugares en donde me gustaría trabajar. Por esta razón, me sorprendió mucho cuando no pude responder a esta pregunta que me hacía un amigo con la intención de entenderme mejor.
Después de toda esa investigación y lectura pensé que tenía todo claro. Sin embargo, lo que tenía en la mente era información, y me di cuenta de que me había saltado un paso previo que enriquece, y otorga foco y profundidad a la búsqueda: El autoconocimiento y la reflexión.
De acuerdo a la historia, el aforismo “Conócete a ti mismo” estaba inscrito en la entrada del templo de Apolo en Delfos como recordatorio a los visitantes antes de consultar a los dioses acerca de qué hacer frente a una determinada situación. Recuerdo que la primera vez que leí esta historia me llamó la atención, pero no hizo tanto eco en mí como lo hace ahora a mis 35 años cuando me doy cuenta de que es un proceso que dura toda la vida y que es esencial para tomar decisiones no solo profesionales, sino también personales.
Todos los seres humanos tenemos aspiraciones y visiones profundas de lo que queremos lograr. Cuando pensamos en ella se enciende una chispa interior. Esta chispa para mi no es un concepto abstracto. Es un sentimiento real en el pecho. Es una actividad que te despierta curiosidad, de la que quieres aprender más. Es una visión que te hace sonreír y que trae paz a tu corazón. Es el cambio e impacto que quieres dejar en tu familia, vecinos, comunidad, país, planeta. Es la confianza en que las cosas pueden cambiar. Es lo que te da satisfacción después de un largo día de trabajo.
Definir lo que queremos hacer con nuestro tiempo, energía y talentos no siempre es fácil. Existe una presión generalizada a encontrar y seguir nuestra pasión que considero nos ha hecho más daño que bien. En mi caso, soy una persona indecisa a la que le gustan cosas diferentes. Quizás no he encontrado una pasión en particular. Sin embargo, tengo algunas reflexiones acerca de mis experiencias en esta travesía de compartir nuestros dones con el mundo que me gustaría compartir:
1) Mantener un sentido de curiosidad y exploración: Un gran aliado del proceso de desarrollo profesional (y diría que personal también) es la curiosidad. Mirar nuestra trayectoria como un experimento y dejarnos llevar a donde la indagación nos lleve. Este sentido de exploración amplía nuestra mente, y nos ayuda a mantenernos abiertos a posibilidades que no habíamos contemplado. En mi caso, la curiosidad me ha llevado a trabajos en industrias que no había considerado en donde aprendí enormemente, a pesar de darme cuenta de que quería hacer algo diferente. Igualmente, siento que la curiosidad nos mantiene humildes. El ego se alimenta de la certidumbre. Cuando dejamos ir la necesidad de saber todo con certeza, la vida se pone más ligera.
Esto no significa saltar de un trabajo a otro. La visión de las personas que queremos ser y el estilo de vida que buscamos vivir en el largo plazo es importante para tomar estas decisiones. Mi sugerencia es escuchar e indagar un poco más en los temas que nos causan fascinación y ver a dónde nos llevan. Quizás en un principio no son un trabajo tiempo completo, pero con el tiempo se puede transformar en una fuente de ingresos o simplemente un pasatiempo que nos llena de vida.
2) Indagar en nuestro interior, reconocer y nombrar nuestros valores: Cuando en la materia de comunicación organizacional estudié el establecimiento de los valores corporativos, me pareció algo abstracto y un ejercicio de marketing, más que algo de fondo. Sin embargo, gracias a la experiencia con personas y organizaciones que tienen muy claros sus valores y los traen a la mesa a la hora de tomar todo tipo de decisiones, he aprendido lo poderoso que pueden ser como guía para priorizar acciones, organizar nuestras metas, y sentir que actuamos de forma congruente con las personas que somos y que queremos ser.
3) La calidad de nuestra vida profesional depende mucho también de lo que hacemos fuera de ella: Así, como el cuerpo humano funciona como un sistema donde los procesos de nuestros órganos están conectados, considero que lo mismo pasa con nuestra vida dentro y fuera de las horas de trabajo. Somos una persona, y lo que hacemos cada hora del día alimenta, refuerza o inhibe lo que hacemos en la siguiente. En este sentido, pienso que cuando ampliamos nuestra visión de lo que significa prepararse para el trabajo para incluir actividades que nos traen bienestar como alimentarnos bien, dormir suficiente, movernos, relajarse, respirar, contemplar, compartir con otras personas, nuestro enfoque, energía y calidad de experiencia laboral mejora.
4) ¿Cómo es tu día de trabajo ideal? Finalmente, quiero compartir una reflexión que leí en un artículo que me hizo mucho sentido. Una pregunta que nos puede ayudar a construir nuestros propósitos es ¿Cómo es tu día ideal de trabajo? Las actividades, lugares y personas que visualizamos en ese día pueden servir o no como un punto inicial de exploración.
El hilo común de estos pensamientos puede resumirse en tenernos paciencia, tomarnos el tiempo de observarnos y hacernos preguntas que nos permitan conocernos mejor, ser curiosos con lo que pasa dentro y fuera de nosotros y pensar en nuestro propósito como algo cambiante que vamos construyendo al darle sentido a las experiencias que tenemos cada día.
Escrito por: Daniela Guerrero
Comments