Aunque hay muchas teorías del origen de este virus, desde el murciélago en el mercado de Wuhan, hasta la conspirativa de la creación en laboratorios, la que particularmente me parece más interesante es la que considera la Era del Antropoceno, y esto es que el hombre al ser la fuerza transformadora más poderosa ha explotado el mundo natural como si fuera infinito, superando su resiliencia y capacidad de soportar los cambios que hemos generado, y nuestro Planetas ha reaccionado en defensa. Y si pensamos en los cambios que hemos generado en la naturaleza, calentamiento global, contaminación, sustitución de espacios verdes por espacios de concreto, extinción de especies y si consideramos que todo funciona en forma sistémica, es lógico pensar que puede ser una reacción de defensa del mundo o de la naturaleza. Pero independientemente de la causa, lo que es indudable, es que nuestra forma de vida cambió y cuando esto se supere se verá cambiada nuestra relación hacia nuestro entorno o el mundo.
Es casi seguro que la vacuna no esté lista este año 2020, por lo que se deberá contar con pruebas de contagio expeditas, las cuales darán cierto grado de confiabilidad, pero para tener algún certificado de inmunidad, debería haber la certeza de que las mutaciones de este virus no se reproduzcan sobre pacientes previamente afectados. Pero hasta ahora eso no está garantizado, lo cual contribuirá a la incertidumbre de nuestro regreso a la NORMALIDAD.
Toda la actividad económica se ha visto afectada, en mayor grado los viajes y la industria del entretenimiento como: espectáculos deportivos, parques de atracciones, cines, restaurantes. Todas deberán repensarse ya que éstas están basadas en la congregación de personas por períodos considerables de tiempo. Será difícil ver en un futuro cercano un clásico RM vs Barsa en el Camp Nou con sus 99,000 plazas o en el Bernabeu con sus más de 80,000 plazas, a casa llena con el aforo original a que fueron diseñados, es probable que vuelvan a ser usados pero la cantidad de espectadores bajará considerablemente. Recuerdo cualquier restaurante o tasca en Madrid donde había que esquivar mesas y sillas con movimientos de cintura como Messi o CR7, de lo abarrotada de gente que siempre estaban, en adelante no será así, los restaurantes probablemente deberán reacomodar sus mesas y sacrificar puestos, para poder guardar las “distancias sociales” que se establecerán en lo sucesivo.
La educación se hará cada vez más virtual o a distancia y menos presencial, siendo presencial solo aquellos ejercicios que por costos no puedan ser simulados. Hoy vemos la cantidad y variedad de cursos que se ofrecen en línea y hace pocos años nos parecía innovador que ofrecieran “cursos de inglés desde la comodidad del hogar”. Hoy no solo ofrecen idiomas sino muchas más opciones, y a corto plazo, muchas de las clases formales de nuestro sistema educativo serán no presenciales. Quedará revisar qué pasará con las enormes o modestas infraestructuras que alojan alumnos en espacios confinados, a lo mejor se alterna lo presencial con lo no presencial de forma que no todos los alumnos coincidan al mismo tiempo. ¿Cómo será el nuevo rol de los maestros y profesores, nos recordaremos de ellos con el tiempo? ¿O sólo nos acordaremos como ahora nos acordamos de las viejas series de TV?
La industria será cada vez más automatizada, y robotizada aún en los países de bajo costo de mano de obra, fábricas o líneas de producción donde se requiera el confinamiento de muchas personas deberán repensarse. Probablemente los productos artesanales se mantendrán.
El trabajo remoto será sin duda algo más cotidiano, y solo por razones de seguridad serán presenciales algunas actividades, ya que nos hemos dado cuenta que tenemos los medios para compartir con nuestras amistades y familiares en forma remota y solo falta hacer los cambios para que esto pueda hacerse en el trabajo. Es difícil pensar en hacer una negociación por video llamada, viendo en una pantalla a los diferentes participantes, sin poder censar el ambiente o la vibra de la reunión, pero creo que nos acostumbraremos.
Los sitios de trabajo y locales de trabajo compartido deberán ajustar las distancias entre puestos.
La tecnología es la más fortalecida con esta situación actual, reuniones virtuales, aplicaciones de trabajo colaborativo, educación a distancia, simuladores, envíos a domicilio, entre muchas se fortalecen, se renuevan y se modernizan día tras día.
Todo esto afectará considerablemente la socialización a futuro, como la conocemos.
¿Hablaremos más distanciados al conocer a alguien con quien queremos intimar?
¿Minimizaremos las muestras de afecto? Abrazos, besos ¿Podremos controlarlas?
¿Haremos reverencia al conocer a alguien, en lugar de estrechar su mano?
No estoy seguro si estos comportamientos son controlables, al menos por mi o mi generación que nos acostumbramos a abrazar y besar a quienes nos caen bien, por otro lado, no me imagino que no pueda dar un beso a mis nietos, hijas, hermanos, padres, cuando después de este tiempo pueda estar con ellos en cuerpo y alma. Pero sí creo que en las próximas generaciones estos comportamientos cambiarán.
¿Prevalecerá el amor a la primera mirada?
¿Será más importante la mirada que la sonrisa?
¿Podremos reconocer los rostros tras tantas mascarillas?
¿Sabremos cuando alguien sonríe?
El lado positivo de lo que estamos viviendo es que en general se han dado manifestaciones claras de Humanización como: GENEROSIDAD, TOLERANCIA, MESURA y conciencia colectiva, contra lo generalizado hasta ayer de AVARICIA, VIOLENCIA, CONSUMISMO y EGOISMO, y ojalá esto concluya en mayor PARTICIPACIÓN, CONSCIENCIA ECOLÓGICA y HONESTIDAD y supere con creces el AUTORITARISMO, LA DESTRUCCIÓN DE NUESTRO AMBIENTE y la CORRUPCIÓN, y así podamos juntos dar la respuesta que el mundo necesita para sanar.
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