De allí vengo, de donde amanece con un olor distinto, a mastranto, a montaña, a eucalipto; a ese rocío que deja la llovizna que ha caído en la madrugada, a esa taza de café que en la mañana me abraza, vengo de ese lugar donde sales de la habitación y te espera de comida arepa con pabellón. Donde amanecen dos soles el de Dios y el de Soto, una esfera colorada, donde gente emocionada se para a tomarse fotos.
De allí vengo, del buenos días en el ascensor, de donde le pusieron todas las cuerdas de oro al arpa para cantarte, para alabarle con inspiración; aquella que hasta después del último aliento añorarás; donde Isidoro le echó la broma al Maestro Billo, quien adoptó tu gran brillo en alma, obra y corazón.
De allí, desde la añoranza porque te han cambiado mucho, pero tu esencia es la misma desde tu nacimiento, imponente tu semblanza; y aunque cambiaron tus techos rojos hermosos, supiste imprimir tu estilo, con arquitectura de vidrio, con cemento y con metales; la que llegó por quintales para darte nueva cara; más contemporánea, más colosal, más complicada en total.
De donde vino tu hija, la gran Teresa Carreño, donde resuena su piano para musicalizar tu estilo, acelerado, relancino, con un buen vals caraqueño; donde Rómulo Gallegos se sentaba en su balcón; subiendo por Altamira a disfrutar de tu brisa, de tu paz, de tu frescura; mientras guacamayas bellas volaban por tu espesura.
De allí vengo, de donde sopla la brisa del mar caribe hermanada con la de las cordilleras; donde la inmensidad del cerro refresca a su fiel Sultana; ese cerro tan querido que tus hijos suben y bajan para contemplar tu escala. Desde el Humboldt, donde la frescura de Galipán entra por sus espacios llenándolo de historia y personalidad.
De allí, de donde se libraron gestas y se seguirán librando; tu ejemplo el país lo sigue, lo está esperando; eres ejemplo de lucha, porque eres libre, rampante, corazón de nuestro hogar; ese al que añoramos y queremos regresar. Tu camino no es otro sino el de la libertad, le diste vida a Bolívar, fulgor en la eternidad.
De allí venimos hermanos; como el Maestro Aldemaro con su Conde a Principal; y si de esquinas hablamos, nuestra historia las bautiza dándole nombres curiosos y que a sus calles matizan; hasta eso es pintoresco en ti mi ciudad bonita. Si de tus hijos hablamos muchos de ellos resaltan, desde el Gato en la pelota, Cruz Diez con sus bellas artes, Sadel con su voz de oro, El Puma con su talento y Oscar con La Dimensión; quienes salieron de abajo con gran trabajo y pasión.
De allí vengo, de aquel sitio donde se cobijaron mil razas, donde dejaron su estela como su olor a paella en tu centro con sus tascas; que más puedo decirte mi lugar de nacimiento, yo te siento mi aposento. Te divide un rio bonito pero muy menospreciado, que fuese una maravilla si no llegara a su cauce agua de la alcantarilla; con mi corazón espero que con justicia y esmero, seas un lugar bohemio que de lo limpio si brilla.
De allí vengo, de esos matices, de ese lugar, que entre metrópoli y antaño te recuerdo con cariño como si fuese aquel niño que paseaban en el carro. Del cielo la sucursal, mi Sultana colosal, mi Caracas, mi ciudad. En el Ávila es la cosa, así decían otrora, tus galanes y señoras; desde Catia hasta Petare, algún día volverás.
Si algún día lees esto, así sea algún destello, perdonadme mi osadía nuestro célebre Andrés Bello.
Interesantísimos TEMAS, muy sabroso de leer todo